La muerte de Anselmo crea un entorno de preocupación, intriga y amor. Ángeles, preocupada por lo sucedido a Balbina (esposa de Anselmo), hace saber a su marido, Ataulfo, la necesidad de que éste le haga un seguro de vida para que le compense la pérdida del 48%, porcentaje que se deduce a las viudas que nunca cotizaron y que tienen que sobrevivir con la pensión de sus maridos. La reación de Ángeles no es normal lo que obliga a Ataulfo a ponerla a prueba fingiendo su propia muerte.