Dos familias acomodadas preparan el veraneo. Los criados no dan abasto, todo es hacer y deshacer, un ajetreo de maletas, baúles, recados y cosas por preparar. Todo está preparado para salir, las familias viajarán juntos, pero algo tan trivial como la falta de un vestido inicia el cambio de planes. Si a esto le unimos los celos, las envidias, los enfados..., el enredo está servido. Esclavos de la moda, servidores de dinero... cada cual es reflejado en su sueño vano y en su idiotez de miras ramplonas. Lo que importa es la apariencia y seguir manteniendo un estatus antes de asumir, que las cosas han cambiado.