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-“Reír es vivir” dice el lema d la edición de este año.

-Arsenio González, que es la imagen del Salón, siempre decía que una hora y media de teatro costumbrista asturiano valía más que cualquier tratamiento. El hecho de reír libera endorfinas y eso son las hormonas de la felicidad. Esa dosis de teatro costumbrista asturiano aporta eso. De ahí el lema de “Reír es vivir”, porque el Salón siempre es eso.

–¿Es ahora más importante ese espíritu en este tiempo en el que nos encontramos?

–El Salón ofrece una excusa para sonreír y divertirse. Y también para conocer un poco más sobre el asturiano. Siempre insisto mucho en ello. Gracias al teatro costumbrista asturiano la gente puede descubrir como nos comportamos ante los buenos y los malos momentos. Ese optimismo que nos caracteriza y como reaccionamos ante las situaciones difíciles. Hablar de costumbrismo asturiano es hablar de teatro cercano al público y que refleja perfectamente nuestra sociedad. Existe el concepto de que el costumbrismo va vinculado al pasado. También lo hay, el teatro costumbrista clásico, pero actualmente y gracias a una corriente de nuevos autores, se plantean temáticas muy actuales en esa escenografía asturiana.

–¿Por qué esa relación entre la risa, el optimismo y el Salón?

–El costumbrismo nace de los monologuistas, que son los herederos de los trovadores medievales que contaban historias de pueblo en pueblo. Pasaron de un monólogo a un diálogo, entre el hombre y la mujer generalmente. A partir de ahí se fue elaborando un poco más, al principio sainetes. Siempre, desde la base, hubo una intención de divertir a la gente. Y también siempre había algo de crítica social, como quien no quiere la cosa, pero existía. El teatro costumbrista entretiene y hace reflexionar. Divierte, hace reír y despierta cierto sentido crítico que tenemos los asturianos.

–Con la de este año se alcanzan nada menos que 31 ediciones y la cita parece estar más viva que nunca.

–Son muchas ediciones pero quedan muchas más. El hecho de que haya actores nuevos, que haya temáticas nuevas, significa también un público nuevo. Desde hace unos diez años se está renovando el público al haber temáticas nuevas y muy actuales.

–¿Qué tiene el teatro costumbrista que no tiene el tradicional?

–Son obras típicamente asturianas. De la misma manera que el “kabuki” bebe de la cultura japonesa, por ejemplo, el teatro costumbrista asturiano bebe de las fuentes propias de la cultura asturiana. Somos un pueblo que luchó y emigró y que a veces no se da cuenta de que hay otra manera de ver la vida, pero que sigue muy orgulloso de sus raíces y reivindica esa manera de vivir. El teatro costumbrista es un complemento más para descubrir Asturias, además del clima, la gaita, la sidra… Si uno quiere conocer algo más de Asturias tiene que ver teatro costumbrista asturiano. Si uno ve una obra es partícipe de cómo es la sociedad. Para saber más de Asturias y de sus gentes uno tiene que sentarse a ver teatro costumbrista asturiano.

–¿Cómo ha sobrellevado el teatro costumbrista el tiempo de pandemia?

–Son compañías aficionadas que aman tanto la cultura y lo que hacen… Ha sido duro este año y medio. Muchos de ellos ensayaron online y en cuanto han podido ya se han reunido, manteniendo las normas básicas e incluso se han adaptado escenografías para no juntarse muchos y mantener la distancia en escena.

–Pero se ha salido adelante.Han salido adelante.

–Sí, han salido adelante. Hay compañías que este año vuelven al Salón después de estar paradas, como Les Ayalgues de Carreño, Xana de Perlora, La Farola de Gijón… Han vuelto porque han luchado y han seguido.

–¿Qué ha tenido la organización de este Salón que no haya tenido otra anterior?

–Ha sido más fácil este año. Ya no había ese miedo del año anterior. Se vio que el año pasado las medidas sanitarias y de prevención se cumplieron y dieron resultado. Eso ha tranquilizado a la gente y cada vez está volviendo más a los teatros, porque se dan cuenta de que hay unas medidas que funcionan y no ha habido brotes. Todas las compañías tenían ganas de intervenir, por eso hemos dado cabida a tantas.

–La principal novedad de esta edición viene con la noche de sainetes.

–Sí. El sainete está en la base, es uno de los primeros pasos evolutivos del teatro costumbrista. Hemos preparado un homenaje a “Les Luthiers”.

–¿Cómo será ese homenaje que preparan?

–Será un homenaje bajo la pregunta: ¿Qué hubiera pasado si “Les Luthiers” no hubiesen sido argentinos y hubiesen sido asturianos? Además esa noche (la del lunes 23) será posible también gracias a un grupo musical de acompañamiento por parte del Grupo de Teatro Carbayín, que hará posible esa vinculación con el grupo argentino”.

–El Salón de Teatro Costumbrista de Asturias vuelve con fuerza también por parte de las compañías. Varias de ellas van a presentar obras nuevas para la ocasión.

–Tenemos hasta ocho estrenos absolutos. Eso significa que esas ocho compañías se han preparado exclusivamente para lo que ellos llaman “la catedral del teatro costumbrista asturiano”. La mayor cita de costumbrismo y casi de teatro general de Asturias. Serán doce noches y tres tardes de teatro. Que ocho de doce sean estrenos absolutos dice mucho de la consideración que los grupos tienen hacia el teatro y desde aquí quiero dar las gracias a todas las compañías por esa consideración que nos muestran.