01 / 09 / 2020
Arsenio estaría orgulloso
La emoción apenas se pudo contener desde el inicio. Había expectación ante el homenaje a la figura de Arsenio González a través de la obra teatral que escribió y dirigió José Ramón Oliva y la ovación fue unánime. El público en pie como reconocimiento a una representación que no dejó indiferente a nadie. Por supuesto, como admiración y respeto hacia la figura de un Arsenio que estaría orgulloso de este trabajo.
Que los encargados de ponerse en la piel de Arsenio y su mujer, Fina, fueran los actores Lisardo Suárez y María Elisa Álvarez, amigos de la pareja de actores, añadió emoción a esta pieza teatral.
Fue la guinda que cerró el XXX Salón de Teatro Costumbrista Asturiano de Candás, que patrocina LA NUEVA ESPAÑA. Oliva dirige en esta ocasión al grupo de teatro "Rosario Trabanco", de Gijón con el que también actúan María Villa o Beni Vaquero, representando a Fina, de joven.
La obra recrea los últimos días de Arsenio donde el actor repasa su vida y su obra junto a su mujer. Muchos de los recuerdos están plasmados en papel y en esta obra se representan fragmentos de algunos de sus trabajos. Arsenio González (Pechera, Gijón 1931 - Gijón, 2017) inició su trayectoria como actor en la Sala Buenos Aires, en 1951, con el grupo de teatro del Hogar de Pumarín, de Gijón. Fue allí donde conoció a Fina, con la que después se casaría y donde también coincidió con Pili Ibaseta, pareja del también fallecido Eladio Sánchez. A lo largo de su carrera participó en compañías como las de Rafael Sánchez, Llorea, el grupo Esquilo de la Agrupación Artística Gijonesa o en el Grupo Talía, de Tremañes. Allí conoció a Lisardo Suárez y María Elisa Álvarez, con los que les unió una gran amistad. Arsenio fue uno de los artífices de la recuperación, en 1986, de la Compañía Asturiana de Comedias junto a Lalo Sánchez.
El actor y autor teatral dejó escritas obras que forman parte del patrimonio de la dramaturgia asturiana. Comedias como La Trastá o Hay otros güeyos; sainetes como "Los figos de San Miguel" o "La declaración"; o cuadros cómicos como "La vieyera" o "El recateo", son algunos de los trabajos muy conocidos de Arsenio.
En la obra, Arsenio encuentra la dificultad para seguir escribiendo y empieza a hablar consigo mismo, pero con el Arsenio joven que sobre el escenario representó un Oliva contenido y emotivo. Entonces, recuerdan a través de muchos textos que dejó escritos, momentos clave de su vida. Lisardo Suárez se puso en la piel de Arsenio con tanta devoción que fue difícil contener las lágrimas. Lo mismo sucedió con María Elisa Álvarez, que bordó el papel de Fina. Por supuesto, no faltó el humor que ambos reflejaron a la perfección en sus interpretaciones.
La familia y el teatro fueron los pilares que apuntalaron la vida de Arsenio y de esto queda constancia en la obra de teatro. La infancia en Pechera cuando entonces era una aldea, las penurias de la época con el hambre y el miedo que provocó la guerra y la posguerra fueron algunos de los recuerdos representados. Por supuesto, no se olvidaron de los sesenta años que pasaron juntos Arsenio y Fina: cómo se conocieron, su primer baile, la primera sesión de cine en el Robledo o el primer beso. Empezó de joven a trabajar y el teatro fue una constante durante toda la vida. Se repasaron fragmentos de varias obras y tuvo un papel destacado su amistad con otro nombre propio del teatro asturiano: Eladio Sánchez. Con la obra se emocionó la familia, el elenco de actores y el resto del público que arrancó aplausos de reconocimiento y respeto.