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"Un problema del teatro profesional es menospreciar el costumbrismo"

José Ramón Oliva nació en Gargantada hace 53 años, aunque se considera de Carbayín, donde se fue a vivir siendo aún un infante. Oliva trabaja como asesor fiscal, pero también se dedica al teatro aficionado, siendo director del grupo de Carbayín de Siero, cuyas obras escribe. Gran amante del teatro costumbrista, reconoce que "es una edad de oro para el teatro amateur". A partir de mañana organiza la XVII semana de Carbayín.

- Dicen los profesionales del teatro asturiano que la cosa está mal...

-Soy asesor fiscal, llevo un par de compañías de teatro y el bajón fue gordísimo desde hace unos años. Entre que cambiaron el tipo del IVA al 21%, aunque lo hayan vuelto a revertir, acabaron de un plumazo con el circuito regional de teatro y el ciclo en las escuelas, a los profesionales les han hecho mucho daño. Esas eran unas actuaciones que tenían aseguradas. Para los aficionados es distinto.

- Usted, ¿cómo se metió en esto?

-Empecé con 14 años en el grupo de teatro de Carbayín. Es una cosa que se te mete en la sangre y no lo puedes dejar. Es una válvula de escape en la vida.

- Hacen muchas obras a la vez, ¿cómo manejan eso siendo aficionados?

-Movemos cuatro obras a la vez. Se hace dedicando el tiempo libre solo a esto. No te queda más remedio, ensayando y actuando principalmente los fines de semana

- ¿Ha hecho daño el teatro aficionado al profesional?

-Teatro sigue programándose. Está claro que la caída de lo profesional, en parte favoreció a lo amateur, porque los ayuntamientos no encuentran profesionales para contratar. Uno porque es más barato y otro por los tipos de espectáculos. Tal y como está el mercado, para un grupo profesional es inviable sacar un espectáculo de gran envergadura, con escenografía y actores, te metes en unos caches imposible. Al no cobrar, los grupos amateur si pueden hacer eso. En todo caso, con los 100.000 euros anuales que se pueden dedicar en Asturias al teatro aficionado, no sobreviven dos compañías profesionales.

- Ustedes siempre hacen costumbrismo, ¿por qué?

-Es sencillamente porque nos gusta. Sí es verdad que hablamos de un costumbrismo renovado, apegado a la actualidad, y alejado del de época, hecho en la aldea.

- ¿En qué se inspira?

-La realidad casi siempre supera a la ficción, me gusta mucho la comedia de enredo, darle vueltas a una situación. Eso de crear problemas e intentar resolverlos. Intento que la obra siguiente no se parezca a la anterior. He escrito más de 40 guiones, pero "La Maldición de la Pita Roxia" supuso una revolución en la forma de hacer costumbrismo en Asturias, mezclando misterio y humor-

- Parece que funciona, en la televisión se ha copiado el modelo. ¿Le gusta lo que ve?

-Que funciona el costumbrismo está claro. Un problema de los profesionales ha sido menospreciarlo. Lo veían como un teatro menor y está claro que es el preferido del público asturiano. Lo que se ve por televisión no me gusta mucho, porque pasan la raya de ridiculizar el costumbrismo. Lo veo mofarse del asturiano y no me agrada mucho, pero vale más que sea así que no sea.

- ¿Cuál es la respuesta del público?

-El publico en Asturias siempre se identifica mucho con lo que hacemos. Lo primero, porque, a pesar de los pesares, a la gente le gusta ver estas actuaciones en asturiano. Incluso personas que está en contra de la oficialidad. Ve algo que es nuestro. Hay costumbrismo en todos los lados, pero el asturiano tiene un punto diferenciador con el de otras regiones, el público está garantizado, y ni mucho menos son de avanzada edad.

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